Cargando...

Melaza


La pegajosidad de la fibra del algodón, debida principalmente a su contaminación con sustancias azucaradas de origen tanto animal como vegetal, es uno de los principales problemas de calidad en el algodón, que afectan tanto a los productores como a los consumidores.

La presencia de los azúcares o “melaza”, que causan la pegajosidad, tiene su origen en las deposiciones de áfidos y de mosca blanca especialmente cuando ocurren en altas infestaciones. Sin embargo, se ha comprobado que algunas secreciones naturales de las plantas de algodonero, estimuladas por factores externos, también pueden incidir en la pegajosidad de la fibra. También puede deberse a contaminación durante el almacenamiento.

Principio de la medición: La determinación de trehalosa en el algodón se realiza mediante una prueba colorimétrica cualitativa, usando el reactivo líquido CCT. Este cambia de color —de azul a amarillo, pasando por verde y naranja— según la concentración del contaminante, indicando la presencia de trehalosa por la alteración del pH de la muestra. Si el ensayo colorimétrico detecta melaza, se puede realizar una segunda prueba cuantitativa con el reactivo sólido CRT para determinar su concentración exacta en la muestra.

Importancia en el proceso textil: La melaza en el algodón afecta gravemente el proceso textil, ya que su naturaleza pegajosa provoca que las fibras se adhieran entre sí o a las máquinas, causando atascos, aumentando el desgaste mecánico y generando roturas frecuentes durante el hilado. Esto da como resultado hilos irregulares y defectos en el tejido.

Además, la melaza interfiere en el proceso de teñido, alterando la absorción de los tintes y causando colores desiguales. También puede manchar las telas, comprometiendo la calidad final del producto. Por estas razones, es fundamental detectar y cuantificar su presencia para implementar tratamientos adecuados antes de las fases de hilado y tejido.